lunes, 28 de mayo de 2007

EL CANÍBAL DE ROTEMBURGO

Armin Meiwes aparentemente era una persona normal pero luego resultó ser un enfermo mental al que le daba placer comerse a seres humanos. En su juventud, el caníbal presenció escenas de matanza que podrían haber influenciado en su estado psicológico. Matanzas de animales en las que él participaba para darse después el gran banquete.
Cuando Armin era un adolescente, sus padres se separaron y él se quedó con su madre. A la edad de 18 años, Armin se muda con su madre a la enorme casa que la familia poseía a las afueras de Rotemburgo. La casa tenía 44 habitaciones y los amigos de Armin la llamaban la casa de los espíritus. Entre sus aficiones estaban la lectura de libros de caníbales, muertes y asesinos en serie. Además coleccionaba partes del cuerpo de muñecas que coleccionaba en un cofre para ocultarlas de su madre. La madre falleció en 1999 en la casa de Rotemburgo. Tras su muerte, Armin se quedó solo en el mundo y los únicos lazos familiares y sentimentales que mantenía desaparecieron de su vida. A partir de este punto, Meiwes inició su carrera criminal por internet. Fotos de crímenes, accidentes, cuerpos abiertos y otras muchas fantasías violentas componen el archivo fotográfico de su computadora. Comienza la doble vida de Armin, durante el día trabajaba como técnico informático pero por la noche, a través de internet, daba rienda suelta a sus fantasias más oscuras.

La red de perversiones
Así comenzaron sus primeros contactos. Asiduo a foros sobre antropofagia. Primero un cocinero ofreció a dos de sus ayudantes para ser degustados. Armin habría tenido la oportunidad de matarlo y devorarlo. Sin embargo, ante las dudas de la víctima, lo dejó marchar. El banquete sólo tenía sentido si la víctima también estaba de acuerdo. En el chat, conoció a Bernd Brandes, un ingeniero de Berlín. Bernd se declaraba bisexual. Violencia y tortura formaban parte de su rituales sexuales del día a día. Se citaron primero para un fin de semana donde pusieron a prueba sus instintos caníbales. Tras la despedida en la estación, Brandes lo pensó mejor y llamó a Meiwes para que lo recogiese. Quería probar otra vez.
Tras varias horas de conversación, Brandes quiso que el Caníbal le amputase el pene. "Córtalo de una vez", dijo la víctima. Con gran cantidad de alcohol y medicamentos, ya no sentía dolor. Por fin Bernd pudo cumplir su sueño, comerse sus propios genitales. Meiwes cortó el pene en dos trozos y los puso en la sartén aderezándolos con pimienta, sal y ajo. Meiwes asesinó posteriormente a su víctima, como él quería, en la mesa de descuartizar y grabó todo en cámara de vídeo. Descuartizó el cuerpo y conservó la carne.
Después de dos días, Armin vio cumplido su deseo de comer carne humana. Según las declaraciones a la policía, la carne humana tiene un sabor parecido a la carne de cerdo.El "Caníbal" había cumplido su deseo, pero esto no era suficiente. Los meses siguientes los pasó buscando nuevas víctimas. Necesitaba carne joven y fresca. Esta actitud fue la que condujo a la policía a desenmascararlo. Un estudiante de Innsbruck denunció a Meiwes, que aseguraba en los foros haber probado la carne humana. En el recuento de respuestas, se registraron varios centenares de víctimas, dispuestas a dejarse devorar por un canibal. La policía lo arrestó un año después del asesinato.
La fiscalía quiere juzgarlo por asesinato con motivos sexuales e imponerle cadena perpetua. El problema es que la víctima dio su consentimiento al asesino y la defensa usará este argumento para que se considere como homicidio a petición, una especie de eutanasia ilegal, lo que llevará a una sentencia de entre 6 meses y 5 años, anulando la consideración de que fue un asesinato.
Actuelmente, desde la cárcel, Armin Meiwes ha conseguido parar en Alemania el estreno de una película sobre su macabra historia. Los jueces consideran que los derechos personales del canibal pesan más que la libertad de expresión.

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